La corrupción, el mayor enemigo del desarrollo y la gobernabilidad Después de muchos años de observar nuestra realidad y habernos dado cuenta de toda la actividad desarrollada por ciertos sectores sociales, políticos, comerciales, etc., que han intervenido en nuestra vida republicana, y no haber conseguido desarrollar, he llegado a la conclusión que nuestro país necesita urgentemente una reforma total y drástica, de tal modo que podamos resurgir en base a nuestros potenciales que están todavía vigentes, mas para ello debemos dar pasos muy urgentes y necesarios, de otro modo en unos años más, caeríamos en un precipicio del cual no podríamos ya salir, estaríamos ya viviendo los preámbulos de ello, en un caos creado adrede, con la finalidad de destruir los cimientos sociales de nuestra nación, con el perverso fin de terminar de saquear las riquezas que aun tenemos. El mayor enemigo que tenemos en la actualidad es la corrupción galopante y enseñoreada en todas las instituciones y estamentos, pero que podría ser erradicada, si es que ejercemos voluntad social, de masas y para ello necesitamos del sector que aun podría estar excluido, desvinculado de esa corrupción, lacra que nos ha perjudicado durante muchos años, cientos de años, esto se ha venido dando de manera creciente y amparada por la impunidad que habría surgido de su propia patología, en especial en dos sectores, el político y el judicial. Para ello, antes de dar otros pasos también necesarios, requerimos urgentemente restaurar la Constitución de 1979, ello seria el punto de partida para que nuestro país ingrese a un proceso de sanidad y luego de ello se requiere elegir un gobierno totalmente libre de esa corrupción, lo cual no es imposible. A partir de allí, y luego de una serie de reformas, estoy seguro que en diez o quince años a más tardar, nuestro país ingresaría a un franco desarrollo y lo haríamos sostenible, porque disponemos de los recursos para lograrlo. Esa es la finalidad de un programa informativo que iniciaré a partir de mañana. La población debe tomar conciencia de esta podredumbre, que menos mal está visible, no está escondida, y es que en su desvergüenza esa corrupción, luego de haber copado los principales cargos en la nación, se estaría dando el lujo, de luchar entre sectores de corrupción que desean prevalecer y conseguir el poder de manera absoluta, única, sin competencia. Para evitar esto tenemos que enfrentar a esa corrupción en forma clara y precisa y es mediante nuestro derecho a elegir y este derecho debe ser puesto en practica, con la salvaguarda de una fiscalización que nos permita estar seguros que no habría ingerencia, intervención ni fraude, en los resultados de procesos electorales, los que se darían desde el momento mismo en que debemos restaurar la Constitución de 1979 como punto de partida para vencer la corrupción. Ahora, al momento de elegir, hagamos un esfuerzo para no elegir personas indeseables para este congreso de pocos meses, porque en ese corto tiempo podría hacernos mucho daño si es que lo permitimos. La única manera de evitarlo es saber elegir. Por eso antes de iniciar estos escritos de carácter informativo he querido hacer esta invocación, para que este 26 de enero hagamos el máximo esfuerzo y sepamos discernir y ejercer nuestro derecho a elegir, pero a la vez estemos atentos a que no haya un fraude o se ejecuten designios y no sean resultados de conteos lo que nos den, como consecuencia de esa misma corrupción que no desea ser erradicada. Jorge Paredes Romero Humanista peruano 20 enero 2020 |
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